El temor a Dios
- IPAD Ministerio Restauración USA
- Jun 27, 2024
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El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. Proverbios 9:10
¿Qué es el temor de Dios? En el contexto bíblico es una actitud reverencial hacia Dios. Es respeto y veneración.
Un ardid del enemigo con la generación presente ha sido inducir la gente a la falta de temor. A través de tácticas y sugestiones introducidas dentro de las prácticas del diario vivir y a través de la educación pública se han ido erradicando en el ser humano el sentido de lo sagrado y el respeto que se debe a Dios.
El salmista dijo: Si fueren destruidos los fundamentos que ha de hacer el justo. Y esta generación se ha ido por una pendiente al ser removidos valores engranados dentro del respeto y la reverencia por lo sagrado.
Cuando no hay respeto no hay amor. Porque el amor humano descansa sobre los pilares del respeto y la reverencia. Y la falta de temor degenera en menosprecio porque como alguien dijo “amamos lo que admiramos” y cuando hay amor hay respeto, hay reverencia.
La falta de temor se genera cuando se a mira a quien debe ser objeto de nuestro amor y admiración como alguien débil e inferior. En el ámbito espiritual esto es peligroso. Cuando se traspasan estos linderos entre lo sagrado y lo profano, linderos que son demarcados por el temor y el respeto, la relación degenera en actos de alevosía y menosprecio, la vida queda reducida a un estado de apatía.
Es el fenómeno que se ha estado observando en esta agenda de aborto. Esta falta de temor ha llevado a una falta de respeto por la vida. Es en este aspecto que la vida pierde su sentido. Esta falta de respeto y aprecio por la santidad de la vida ha degenerado en actos vergonzosos e inconcebibles.
¿Por qué la persona de Jesús creó colisión con el ideal romano? Eran dos naturalezas contrarias. Una, saturada de compasión favorecía los valores que ennoblecían el alma y el espíritu. La otra glorificaba la fuerza humana idealizando el carácter férreo y violento.
Es en este aspecto que Judas fue impulsado a traicionar a Jesús. Quizás vio que sus expectativas mesiánicas habían sido traicionadas. Porque cuando no ponemos las cosas en la perspectiva divina, respecto a quién es Dios y sobre cómo es Dios, nos dislocamos al estar enfocados en nuestra concupiscencia humana. Las demarcaciones hechas por Dios en el Antiguo Testamento con relación a Su Persona sirven como advertencia y amonestación de que hay linderos o límites que no pueden ser traspasados. Los que atentaron contra esto sufrieron consecuencias nefastas.
Un caso fue el de Uza. La falta de temor comenzó cuando se hizo caso omiso de lo ordenanza divina. El arca tenía que ser cargada por los sacerdotes no por bueyes. Esto llevó a un acto de alevosía. Viendo que los bueyes tropezaban, Uza extendió su mano y sostuvo el arca. El sacerdote murió al instante. Otro caso lo vemos más adelante en el acto premeditado de Ananías y Safira cuando retuvieron parte de la venta de su propiedad que fue ofrecida para la obra de Dios.
Todos somos tentados continuamente. Todos hemos sido inducidos en un momento dado a atentar contra estipulaciones divinas. No obstante, si hay temor de Dios en nuestros corazones nos detendremos. Alguien dijo que antes de Dios escribir las ordenanzas en piedra, ya las había escrito en nuestro corazón del hombre. Y la palabra de Dios dice si tu corazón te reprende mayor es Dios. Es la manera que Dios hizo para evitar que sucumbamos a la locura de atentar contra lo sagrado.
El salmista dijo: En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra Ti.
Por su temor a Dios José obró en justicia y pensó dejar a María en secreto para que esta no fuera apedreada.
Por temor a Dios David no extendió su mano contra Saúl aun cuando había sido entregado. Este mismo temor lo llevó a derramar el agua del pozo de Belén cuando a riesgo de sus vidas la trajeron sus soldados.
Dios sentó firmes las bases sobre las cuales practicaríamos nuestra fe y nuestra devoción a Él: las bases son el temor que nos lleva a apartarnos del mal y a obrar con justicia ante un mundo donde la deshonra y blasfemia contra Dios es la orden del día.
La falta de temor a Dios acarrea juicio pues esta actitud hace que sean derribadas las restricciones entre la santo y lo profano, lo justo e injusto, el odio y el amor, la justicia y la injusticia. Estas restricciones sirven como un vallado, como un muro de protección que impide la degradación del carácter y sus cánones de moralidad.
A la nación de Israel Dios dijo: Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Jeremías 2:19
El temor a Dios está inspirado en un sentido de amor profundo hacia Dios y sus atributos de ética y moralidad. Mi padre solía decir que cuando un joven decía que estaba enamorado de una joven, pero buscaba la manera de acostarse con ella sin aceptar el compromiso de honrarla llevándola al altar, estaba infiriendo que no la amaba. Sólo buscaba una oportunidad. Y siempre nos exhortaba diciéndonos: “si alguien te ama te va a respetar.”
Aunque nuestros padres no tenían el conocimiento bíblico que nosotros tenemos hablaban palabras de sabiduría porque 1 Corintios 13 dice que el amor no busca lo suyo. El amor busca el bien del otro. De la misma manera, si decimos que amamos a Dios su temor va a estar en nosotros, lo respetamos. Es ese temor que nos impide ir más allá de sus estipulaciones escritas en su Palabra. Ese temor nos impide pecar.
Un joven una vez me dijo que algo peculiar pasaba en él cuando era tentado. El joven sentía fuertes tentaciones por el sexo, pero cada vez que hablaba con alguna muchacha impía, comenzaba a temblar de terror y apenas casi podía hablar. Hasta que la joven que Dios tenía para él llegó. Entonces la pureza de la joven impedía que el sintiera terror.
Cuando el temor de Dios gobierna la vida de un ser humano difícilmente traspasará linderos impuestos por el Creador pues el temor nos impide pecar.
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